La envolvente se encarga de proteger el confort interior del edificio de la temperatura, el aire y la humedad exteriores. Su adecuado diseño permite mejorar el confort interior de sus ocupantes y, a la vez, optimizar el ahorro de energía. La envolvente se compone de varias capas, entre las que destacan desde el exterior hacia el interior del edificio: capas de revestimientos externo e interno, capa aislante térmica y acústica, control de agua, vapor y aire, capa estructural y capas de servicios. En esta página se agrupan los materiales que brindan la función estructural de la envolvente, pudiendo incluir también otras capas cuando se trata de sistemas constructivos prefabricados.